Otra oportunidad para la empresa
¿Cuáles son las opciones de salvarse que puede tener una empresa cuya actividad en sí misma es viable, más allá del sobreendeudamiento que padezca la sociedad desde la que se gestiona?
¿Es posible salvar la actividad de una empresa sobreendeudada? ¡Claro que sí!
Es posible gracias a los distintos mecanismos que existen en la legislación concursal a disposición de las empresas, cuya correcta identificación y aplicación a tiempo pueden garantizar su continuidad.
Toda compañía que atraviesa tensiones de tesorería con riesgo de incumplimiento total o parcial de sus obligaciones, ya sea con sus proveedores, trabajadores, entidades financieras o administraciones públicas, dispone de un elenco de mecanismos legales que se aglutinan en torno a la Ley Concursal: preconcurso, acuerdos de refinanciación, convenio anticipado, venta de unidad productiva y liquidación concursal.
Muy al contrario de lo que se suele creer, la Ley Concursal permite a través de la aplicación de diferentes acciones, evitar la desaparición de la actividad empresarial.
En ocasiones, las compañías con excesivo endeudamiento esconden un negocio viable atrapado en una sociedad insolvente, en la medida en que el pago de la deuda ahoga la viabilidad del negocio. En estos casos, una opción aconsejable para garantizar la continuidad de la empresa consiste en transmitir la unidad productiva a una tercera sociedad en el marco de un concurso de acreedores. Dicha transmisión impide la subrogación de deudas de la sociedad transmitente a la adquirente, con excepción de las laborales y de Seguridad Social.
En la práctica, la efectividad de dicha transmisión puede operar en pocos meses, en tanto que la normativa concursal favorece este mecanismo desde el primer momento de la declaración en concurso de la empresa deudora, configurando el proceso concursal como la vía idónea para lograr una transmisión del negocio a una tercera sociedad sin riesgo de sucesión empresarial a efectos del endeudamiento
El análisis de las causas que han podido llevar a una empresa a una situación de dificultad económica puede llevarnos a identificar una causa estructural que aconseje, como vía legal de actuación, el inicio de un proceso concursal de liquidación. Así, por ejemplo, la retirada de las ayudas gubernamentales que se establecieron de inicio para las empresas de energías renovables conllevó el comienzo de procesos concursales de liquidación en aras de lograr un cierre ordenado de las empresas sin responsabilidad de sus órganos de administración por las deudas insatisfechas.
Un cierre ordenado a través del cauce de la liquidación concursal habilita al empresario a poder comenzar una nueva andadura empresarial sin riesgo de sucesión y, por tanto, sin derivación de deudas de la compañía anterior, pudiendo participar incluso en la liquidación de la empresa adquiriendo activos de su interés a valor de liquidación.