El acceso a la profesión de abogado o procurador
El número de abogados ejercientes se dispara ¿Es positivo restringir el acceso a la profesión? ¿Es correcto un exámen?
Como yo, muchos habrían dado mucho por poder disponer de las ventajas que, de cara al futuro, nos habría proporcionado una formación más práctica y especializada en la facultad, como lo que se propone desde el colectivo de estudiantes de Derecho. Lo que realmente importa no es tanto un examen o una reválida, que al fin y al cabo puede ser más o menos superado, y de muchas formas; creo que los estudiantes ya han hecho exámenes suficientes para llegar a la licenciatura. No, no es tanto esto lo que debe proporcionar solidez a la raíz de la preparación del futuro abogado, sino una verdadera formación. Y es en la facultad, según mi parecer y coincidiendo con lo que postulan los representantes de los estudiantes, donde se debería preparar a los futuros letrados de una forma eficaz y acorde con la realidad práctica del ejercicio libre.
Me refiero a que se debería dar un enfoque distinto en la carrera universitaria, se debería incluír una rama dedicada a la formación en el futuro ejercicio profesional y con una posterior especialización, sin pasar por alto un aspecto tan importante como el de una preparación práctica, seria y real. Todo ello debería ser suficiente para permitir, sin más obstáculos, el ejercicio libre de la abogacía una vez inscritos en uno de los colegios profesionales.
Si recordamos que casi todos los ejercientes hemos comenzado del mismo modo, la reflexión hace evidente que si alguien opta por formarse y prepararse suficientemente con carácter previo al ejercicio, tarde o temprano ello redundará en su propio beneficio: el cliente agradecerá los buenos resultados y el mismo abogado gozará de la satisfacción del trabajo bien hecho.