Delegado de protección de datos, nueva salida profesional para los abogados
La entrada en vigor del Reglamento Europeo de Protección de Datos, que se prevé ocurra en 2014, podría abrir una nueva puerta profesional para aquellos abogados que, además, posean un amplio conocimiento en nuevas tecnologías. La idea de esta normativa es crear la figura del delegado de protección de datos (DPO) para velar por el cumplimiento de sus directrices en empresas y organismos oficiales.
Habrá que esperar hasta 2014, pero la entrada en vigor del Reglamento Europeo de Protección de Datos –que sustituirá a la actual Directiva 95/46- podría abrir una nueva puerta profesional para muchos abogados.
Esta normativa establecerá que, para realizar las diferentes labores que deberán cumplirse y que los derechos que trata queden completamente garantizados, tanto los organismos públicos como las empresas que dispongan de más 250 empleados deberán crear el puesto de delegado de protección de datos (DPO). Un puesto que, según se indica, deberá ser cubierto preferentemente por un letrado que posea los conocimientos técnicos correspondientes.
De hecho, se deben tener muy en cuenta las dos vertientes del perfil. Por una parte, será imprescindible que se trate de un abogado que domine por completo la legislación relativa a la protección de datos y todos los aspectos del derecho relacionados directa o indirectamente con este ámbito.
Pero, igualmente, es fundamental que complete el curriculum con conocimientos sobre nuevas tecnologías ya que, entre otras funciones, será el encargado de implantar diferentes medidas de seguridad, por lo que deberá saber qué sistemas existen y cómo aplicarlos –en colaboración con el correspondiente equipo de profesionales técnicos-.
Además, el DPO deberá estar en contacto directo con los directivos del organismo o compañía para el que trabaje porque, al mismo tiempo que vela por el cumplimento de la normativa, deberá proteger también los intereses de la empresa e informar de cuándo exista algún tipo de riesgo a la hora de alcanzar determinados objetivos.
Por otra parte, el reglamento europeo contempla algunos cambios y crea nuevas obligaciones para las empresas que implican, a su vez, la ampliación de derechos de los usuarios.
Entre las modificaciones más importantes se encuentra, por ejemplo, la obligación de que las compañías informen de los fallos de seguridad que puedan tener en el tratamiento de los datos, que asuman toda la responsabilidad a la hora de implantar los sistemas que les hagan cumplir la normativa, y un aumento del principio de transparencia a través de nuevas prácticas en la realización de determinadas operaciones.