Protocolo Familiar, la opción elegida por las empresas para salvaguardar su futuro
Con la mirada puesta en proteger el futuro de un negocio familiar, cada vez resulta más frecuente que los miembros de las compañías establezcan una serie de pautas a seguir.
No es fácil elaborar un listado de normas dentro de una empresa, y menos aun cuando ese negocio se encuentra compuesto por tus propios familiares. Es en ese punto donde cobra especial relevancia el Protocolo Familiar, un acuerdo de naturaleza jurídica firmado por los socios de la sociedad, presentes y futuros, como forma de asegurar su continuidad en el tiempo.
El Real Decreto 171/2007, por el que se regula su publicidad, define esta figura como «aquel conjunto de pactos suscritos por los socios entre sí o con terceros con los que guardan vínculos familiares que afectan una sociedad no cotizada, en la que tengan un interés común en orden a lograr un modelo de comunicación y consenso en la toma de decisiones para regular las relaciones entre familia, propiedad y empresa que afectan a la entidad».
Se trata, por tanto, de la forma más sana de gestionar un negocio, y es que supone la forma de mantener intacta la profesionalidad y principios que lo hacen tener su propia identidad.
Pero no hace referencia únicamente a un acuerdo, sino que supone algo más, ya que establece un código de conducta personal y profesional que incluye pactos desde una perspectiva ajena al derecho. Con esto, lo que el Protocolo Familiar quiere hacer evidente es el buen hacer de los familiares miembros, ya que, aunque existan multitud de posibles sanciones, el objetivo es la resolución de un problema sin necesidad de romper los lazos familiares.
«Confío en mi familia, mi empresa es segura»
Los empresarios tienden a pensar, de forma errónea, que el Protocolo Familiar únicamente se establece con el objetivo de evitar rencillas entre los miembros de un negocio. No obstante, su instauración va más allá, y es que tiene como principal intención regular qué hacer cuando determinados problemas surjan en un momento en que todavía no han ocurrido.
Podríamos decir que se trata de un 'traje a medida' para la empresa, ya que es la propia familia, convencida de los beneficios que aporta, quien decide libremente someterse a este proceso para favorecer y posibilitar el cambio generacional.
Protocolo Familiar, el chaleco antibalas para empresas
Entendiendo que todo negocio busca blindar su infraestructura ante posibles contratiempos, el Protocolo Familiar actúa como mecanismo generador de confianza entre una empresa y los miembros que la componen, en este caso miembros también de una misma familia.
Pero, ¿Qué ocurre cuando una de esas partes fallece? Es entonces cuando cobra más sentido que nunca haber tomado la decisión de establecer este acuerdo.
Cuando se produce el fallecimiento de uno de los socios de la entidad familiar, las acciones o participaciones sociales que poseían, pasan a sus herederos. En consecuencia, las decisiones que se adopten en el seno de la familia empresaria, y que regulen la transmisión de la propiedad del capital social, van a jugar un papel esencial para el mantenimiento de la empresa familiar como tal, impidiendo que terceros ajenos a la familia pasen a formar parte de la misma.
En este sentido, el Protocolo Familiar va dirigido a evitar la fragmentación de la empresa y favorecer el futuro de la misma. Además, existen diversos mecanismos testamentarios para garantizar la continuidad y el control de la compañía familiar, así como para evitar, en la medida de lo posible, conflictos entre la pluralidad de herederos que comparten derechos.
¿Cómo abordar la creación de un Protocolo Familiar?
Consecuencia de su dilatada experiencia optimizando y haciendo progresar a empresas de cualquier ámbito, Jurand Abogados se posiciona como la mejor opción cuando se trata de confeccionar un Protocolo Familiar, ya sea en su sede central de Granada o en Madrid y Barcelona, los otros dos puntos desde los que opera de forma física.
De una forma u otra, la firma profesional aporta a sus clientes la confianza que se necesita cuando se habla de aunar los intereses de un negocio y los de un seno familiar. Todo ello gracias a los más de 25 abogados y economistas que conforman su plantilla y que, específicamente, abordan los procedimientos tributarios y fiscales de forma personalizada.